2 de noviembre: Conmemoración de los fieles difuntos
Sacerdote Daniel Valdez García
INTRODUCCIÓN
Es importante recordar que en los años 70, los profesores de inglés de escuelas particulares comenzaron a promover la celebración de Halloween con el fin de enriquecer su enseñanza. Con el tiempo, muchas escuelas públicas se unieron a esta iniciativa.
En México, nuestras celebraciones de estas fechas combinan elementos prehispánicos, del virreinato, la liturgia católica y la piedad popular.
- IMPACTO DEL DÍA DE MUERTOS
Nuestros vecinos del norte han creado canciones inspiradas en las celebraciones del 2 de noviembre. Ejemplos incluyen “November Rain” de Guns N’ Roses, que evoca un amor intenso; “November Spawned A Monster” de Morrissey, que aborda el lado oscuro de la naturaleza humana; “Mr. November” de The National, que refleja angustia y miedo; “November Has Come” de Gorillaz, sobre los ciclos de gloria; y “November” de Tom Waits, que expresa nostalgia por el penúltimo mes. “November” de Silverstein, a su vez, es una reflexión sobre el dolor.
En México, canciones como “La Llorona” – una melodía tradicional de la región del istmo de Tehuantepec en Oaxaca – y “Recuérdame” de Carlos Rivera, con Miguel y Natalia Lafourcade, nos conectan con esta celebración. “Mis muertos” de Julieta Venegas y “Calavera” de Carlos Rivera nos ofrecen una visión más serena sobre la muerte, hablando de paz y aceptación.
Dentro de la liturgia católica, encontramos los “Requiem” o Misas de Requiem, así como cantos penitenciales que se utilizan en rosarios y misas en honor a los difuntos, tales como el salmo 114 “Caminaré” y “Entre tus manos” de Ray Repp.
- LITURGIA Y PIEDAD POPULAR
La celebración de los fieles difuntos el 2 de noviembre fue instituida en el año 988 por san Odilón, un monje benedictino de Cluny en Francia, y adoptada en Roma en el siglo XIX, aunque se veneraban reliquias de mártires y santos mucho antes. La catedral metropolitana de la CDMX cuenta con una capilla dedicada a estas reliquias, que se abre solo en estas fechas.
En Europa, el pan ha estado asociado con la vida y la muerte. Por ejemplo, los egipcios hacían ofrendas mortuorias con productos de trigo. En la tradición que nos llega de España, los misioneros introdujeron el “pan de las ánimas”, que se produce y se lleva a bendecir para el 1 y 2 de noviembre, conocido también como pan bendito o pan de la caridad [1].
Durante el virreinato en la Nueva España, las costumbres locales se fusionaron con las de los misioneros, dando lugar a expresiones de piedad popular como el “Día de Muertos”, donde se celebran la vida y no la muerte. Para nuestras culturas ancestrales, la vida se transforma y no termina, como se menciona en el Prefacio de Difuntos I [2]. En cada celebración Eucarística, se recuerda al Papa, al Obispo y a los fieles difuntos, subrayando que la Iglesia nunca olvida a quienes han partido y nos unimos en oración por ellos.
Las expresiones de la piedad popular en México son un rico mosaico de folklore, belleza, arte y devoción, reflejadas en la sencillez de los fieles que honran a sus difuntos. Su memoria se convierte en un símbolo de esperanza y gozo por la resurrección. Las ofrendas y altares del Día de Muertos brillan con colores, aromas y sabores, causando un profundo impacto emocional en aquellos que amamos y honramos a nuestros seres queridos que han partido. Es fundamental respetar estas tradiciones y evangeliarlas para que sigan siendo un testimonio vivo de fe y amor, con Dios en el centro de nuestras vidas.
En cuanto al “pan de las ánimas”, hoy conocido como hojaldra, su ingrediente distintivo, el “agua de azahar”, debe preservarse en su forma original. La experiencia gustativa de este pan es única y deliciosa cuando se respeta esta tradición.
Que, por la infinita misericordia de Dios, las almas de nuestros fieles difuntos descansen en paz, y que la luz perpetua brille para ellos. Amén.
[1] Villodas, Manuel (1796). Analisis de las antiguedades eclesiasticas de España, para instruccion de los jovenes: comprehende los sucesos mas notables de los once siglos primeros. en la oficina de la viuda é hijos de Santander. p. 183.
[2]. Misal romano, cuyo origen está en 1919.