Valle de Bravo, Chalma y Lerma presentan altos niveles de contaminación plástica; advierten sobre posibles riesgos como cáncer y salmonela.

Estado de México, 27 de mayo de 2025 – La contaminación por microplásticos ha alcanzado niveles alarmantes en diversos cuerpos de agua del Estado de México, incluidos la presa de Valle de Bravo, el río de Chalma y el humedal de las Ciénegas de Lerma. Así lo advirtió Javier Illescas Martínez, jefe de la división de Estudios de Posgrado e Investigación del Instituto Tecnológico de Toluca, quien lidera una investigación respaldada por inteligencia artificial (IA) para caracterizar estos residuos y evaluar su impacto en la salud humana.
Los microplásticos, fragmentos de plástico menores a cinco milímetros, se generan por la degradación de productos como botellas PET y fibras textiles. Según los estudios realizados, en medio litro de agua se han llegado a detectar hasta 900 partículas de este tipo, sin contar aquellas que no son visibles a simple vista.
“Estamos encontrando residuos plásticos en cuerpos de agua donde incluso muchas personas aún nadan o beben de forma indirecta, como en Valle de Bravo. Lo más grave es que estos microplásticos pueden acarrear otros contaminantes, haciendo aún más peligroso su contacto”, explicó Illescas.
El investigador también advirtió que estas partículas podrían estar relacionadas con enfermedades como salmonela o incluso cáncer, aunque reconoció que aún se requieren estudios más específicos para establecer un vínculo directo.
En el caso del río de Chalma, la situación se agrava por la afluencia turística y religiosa que genera grandes cantidades de basura. Ahí, el agua no sólo contiene microplásticos, sino también heces fecales, metales pesados, veladoras derretidas y residuos alimenticios, lo cual ha vuelto inviable su consumo.
En Valle de Bravo, otro de los cuerpos de agua analizados, se ha detectado que las fibras desprendidas de los trajes de baño también se suman a la carga contaminante. “El agua que se extrae de esta presa pasa por tratamientos para eliminar materia orgánica y luego se distribuye a la Ciudad de México como potable. Pero los microplásticos no siempre se eliminan completamente”, advirtió.
Actualmente, el equipo de investigación trabaja en la construcción de una base de datos para clasificar los distintos tipos de microplásticos según su origen y características, con ayuda de tecnologías basadas en IA. Esto permitirá definir mejores estrategias de contención y saneamiento.
Finalmente, Illescas llamó a la conciencia social y gubernamental. “Estamos acabando con uno de los recursos más valiosos que tenemos. El agua no es infinita. Ya no tenemos glaciares como los del Nevado de Toluca. Si seguimos igual, las consecuencias serán irreversibles”.