La aparición de una lista final de 303 intelectuales, académicos y periodistas pidiendo el voto por el PRI, el PAN o el PRD y por la candidata panista Xóchitl Gálvez Ruiz corrió finalmente el velo de misterio que se había ocultado detrás de personalidades que hacían la crítica en los medios pero que aparecieron ya ejerciendo el periodismo militante a favor de una candidata y sus partidos y en contra de la otra.
El ejercicio de la crítica había servido a académicos, intelectuales y periodistas para dar una imagen de opiniones contra el establishment en el poder. Pero durante muchos años, esos personajes de la cultura permanecían dentro del régimen priista, aunque lo criticaban para favorecer a la oposición leal, sobre todo a las decrecientes corrientes progresistas del PRI, a los poscardenistas y a figuras panistas con imagen de credibilidad y honestidad política.
El desplegado de intelectuales en modo de acarreo de redilas reconfirmó de lo que el escritor Mario Vargas Llosa reveló en una mesa de 1990 para celebrar el fin del bloque soviético: la dictadura perfecta, es decir, el régimen político mexicano que permitía ejercer la crítica total y hasta opositora aun estando dentro de los diferentes territorios del sistema/régimen/Estado que controlaba y gestionaba el PRI para evitar choque represivo contra la crítica: fue lo que se llamó la crítica desde dentro, en cualquiera de sus dimensiones.
El desplegado de redilas de 303 personalidades de la cultura y la comunicación para pedir el apoyo por Xóchitl vía las boletas cruzadas por el PRI, el PAN o el PRD colocó de manera muy visible sobre todo a periodistas e intelectuales que navegaban con la bandera de la crítica independiente, pero que se presentaron ya como opositores militantes de sectores, partidos y organizaciones electorales. A partir de ese desplegado, ahora hay que leer y ver a esos intelectuales y periodistas como militantes de la oposición, por lo que sus críticas deberán ser entendidas como posicionamientos opositores al partido en el poder. La lista estuvo a la vista de todos:
El caricaturista Paco Calderón, el ensayista Enrique Krauze, el severo politólogo José Antonio Crespo, el ultrarradical que dijo que Xóchitl ganaría Macario Schettino, el editorialista Carlos Tello Díaz, el director de (A)Nexos Héctor Aguilar Camín, el escritor Enrique Serna,, el ensayista Federico Reyes Heroles, el militante del 68 Gilberto Guevara Niebla, el crítico ad honorem Jorge G Castañeda –aunque no le hicieron caso–, los salinistas José Carreño Carlón y Otto Granados Roldán, el excomunista Joel Ortega Juárez, el académico Raúl Trejo Delarbre, el escritor Rafael Pérez Gay, la editorialista Roberta Garza, el comunista renegado Roger Bartra, el escritor Christopher Domínguez Michael y el escri- tor Xavier Velasco, entre muchos otros.
Todos estos intelectuales y periodistas críticos ejercían su derecho político a posicionarse en espacios ideológicos y de coyuntura a veces hasta antisistémicos, pero nunca –cuando menos hasta ahora, salvo los que hoy se dicen analistas pero hicieron carrera como políticos y funcionarios, como Carreño Carlón y Granados Roldán y el ex vocero foxista Rubén Aguilar– se habían decantado de manera muy abierta a favor de una candidata y sobre todo pidiendo el voto por un partido determinado que apoyaba una candidatura.
La percepción y lectura de productos críticos de la lista de periodistas e intelectuales pasó de mirarlos como examinadores de abusos del sistema a ser parte misma de ese mismo sistema. Por ejemplo, el caricaturista Paco Calderón, uno de los más incisivos críticos, transitó de la crítica periodística al poder a la crítica desde la oposición por apoyar a una candidata opositora. A partir de su firma del desplegado, las caricaturas de Calderón son propaganda militante y no propuesta o lectura crítica de la realidad.
Los intelectuales cumplían la función de ejercer la crítica desde el pensamiento no político ni partidista, sino desde el territorio de las ideas. Aguilar Camín y los colaboradores de la revista (A)Nexos se había decantado ya desde finales de los ochenta por el proyecto político e ideológico de Carlos Salinas de Gortari, pero los del grupo Krauze-Letras Libres participaban en los debates de este el valor mismo de las ideas. Hoy los dos aparecieron firmando un desplegado para pedir votos por Xóchitl Gálvez Ruiz como candidata formal Del PRI-PAN-PRD.
Después de la lista de los 303 del desplegado de redilas, México quedó sin intelectuales críticos.