Sacerdote Daniel Valdez García

INTRODUCCIÓN

Imagina que observas a los apóstoles de Jesús, encarcelados y perseguidos. ¿Qué pensarías? ¿Qué harías? ¿Cómo imaginarías la presencia de Jesús en tu vida?

Actualmente se encuentra en exhibición un documental sobre el Apocalipsis, el último libro de la Biblia, escrito por San Juan, el último de los apóstoles. No quiero revelar detalles de la trama, sino invitarte a ver primero la película en el enlace que te comparto: https://youtu.be/m3NgByjil3U?feature=shared; luego, te animo a que veas el documental “Apocalipsis”, que está muy bien realizado, y aprendamos juntos que al hacer el bien, debemos hacerlo de la mejor manera.

  1. IGLESIA PRIMITIVA Y PERSEGUIDA

No dejes de preguntarte qué poseían esos primeros discípulos de Jesús que los llevó a ser perseguidos, encarcelados, azotados, desterrados y asesinados. ¿Qué les motivaba a dar incluso su propia vida? Puede parecer un cliché, pero ellos fueron testigos de la resurrección hasta el último de los apóstoles.

Los líderes religiosos de la época de Jesús, divididos entre fariseos y saduceos, enfrentaban tensiones dentro del pueblo, como los guerrilleros Zelotas y Sicarios, y los Esenios que buscaban la pureza religiosa. Primero, Jesús fue un adversario para ellos, y luego lo fue el emperador romano, siendo Domiciano el más cruel de todos.

Intenta imaginar a esas personas pobres y perseguidas, con lágrimas en los ojos, siendo maltratadas: hombres, mujeres y niños. El gran desafío de aquellos tiempos era renunciar a Jesús para proclamar la divinidad del César. Todos habían conocido a Jesús a través de testigos y aceptaron su voluntad, convirtiéndose en mártires ante Dios; ellos lavaron sus túnicas en la sangre del Cordero (Ap 7, 14-15).

El poderoso emperador romano, en su lucha contra la Iglesia primitiva y los cristianos, iba cavando su propia tumba, lo que eventualmente llevaría a la caída de su imperio.

  1. LAS INTERPRETACIONES DEL APOCALIPSIS

San Juan, el último apóstol que escribe el último libro de la Biblia, lo hace de manera críptica para proteger a la Iglesia perseguida por el emperador romano.

En el Canon Palestino o Biblia hebrea, los números son significativos; cada palabra tiene un número (gematría) y una correspondencia musical. Tuve la fortuna de escuchar la Palabra de Dios cantada por judíos; fue una experiencia inolvidable. Cuando estuve en Israel estudiando arqueología bíblica, al escuchar el relato de la creación en el Génesis, me quedó claro que es un poema que expresa el amor de Dios por su pueblo.

El libro se dirige a las siete Iglesias —el antiguo correo romano— e incluye los siete sellos y las siete trompetas, el candelabro de siete brazos, es como una guía de lectura, enfatizando la importancia de no sacar los textos de su contexto.

San Juan fue desterrado, como muchos cristianos, a las minas en la Isla de Patmos. El emperador, con una obsesión peligrosa, emitió un ultimátum para que los judíos, en general, apostataran de Jesús o enfrentaran la muerte. La pregunta en el aire era: ¿Cuál era la voluntad de Dios? Los testigos estaban convencidos de que no morirían, sino que vivirían con Dios. San Juan, como líder de las Iglesias de Asia Menor y el primer y último testigo de la resurrección, los animaba.

Creían que Jesús estaba más cercano que nunca, sufriendo junto a ellos, tal como había dicho a Pablo: “¿Por qué me persigues?” (Hech 9, 4; 26, 14).

La muerte de Domiciano puso fin a la persecución de judíos y cristianos con la llegada del nuevo emperador Nerva. Así comenzó la victoria de Cristo y una nueva era para la Iglesia: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía. Y vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una novia adornada para su esposo. Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos; y ya no habrá muerte, ni llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Ap 21, 1-4).

CONCLUSIÓN

Apocalipsis es un mensaje de esperanza; san Juan vivió una larga y significativa estancia en Éfeso, donde finalmente falleció.

¡Dios siempre vencerá! Esta es la verdad que se siente en el ambiente.

Te agradezco por acompañarme en esta lectura. Te animo a que veas la película en el enlace y no te pierdas el documental. ¡Que disfrutes de la experiencia!

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