Por Carlos Ramírez
El caso de la politóloga panista-foxista María Amparo Casar por el cobro fraudulento de una indemnización de Pemex por un suicidio que se falsificó en accidente laboral, le cayó como anillo al dedo a la campaña presidencial opositora de Xóchitl Gálvez Ruiz: convertir un asunto legal en bandera política.
El próximo domingo 19 de mayo será el punto culminante de la movilización opositora: por la mañana, una marcha de la ola rosa que intentará fusionar a la derecha defensora de valores burocráticos –INE, Suprema Corte, sociedad– con la coalición partidista de centro-ultraderecha. En el primer grupo participan funcionarios que se cuidaron de cualquier militancia partidista, pero que ahora estarán obligados a hacer campaña por Xóchitl Gálvez Ruiz; y los partidos que se engullirán a ciudadanos no partidistas.
Es decir, que el domingo tendrán que marchar del brazo y por la calle Lorenzo Córdova Vianello, José Ramón Cossío Díaz y José Woldenberg, al lado del priista Alejandro Moreno Cárdenas Alito, el líder panista Marko Cortés repudiado dentro del PAN, y el excomunista guerrillero Jesús Zambrano con su disfraz de neoliberal salinista.
La marcha del 19 tendrá a las ocho de la noche su réplica con la participación de Gálvez Ruiz en el tercer debate presidencial con los temas delicados de seguridad, democracia y migración.
El caso Casar está siendo enrolado en el escenario electoral opositor. Ante el fracaso de la versión de que se trató de un operativo del Estado contra una ciudadana, ahora se está enfocando el asunto de la indemnización manipulada hacia el tema de una presunta venganza por un libro crítico de la politología contra el sexenio del presidente López Obrador, pero en un escenario en el que en los últimos meses han circulado –en una contabilidad de Federico Arreola– más de veinte libros furiosos contra el presidente de la República.
Es decir, ahora resulta que toda la documentación oficial liberada por el Poder Ejecutivo sobre la muerte de Fernando Márquez Padilla fue por un afán de venganza editorial, reduciendo un gravísimo caso de corrupción e impunidad de la encargada de combatir estos dos vicios, a un asunto de mera promoción editorial, porque hasta prestigiados caricaturistas cayeron en el garlito del famoso libro que no dice más de los otros 20.
Si se revisan los argumentos alrededor del caso Casar, todo se reduce a un asunto muy sencillo: Casar logró a través de influyentismo –primo hermano de la corrupción y la impunidad– que Petróleos Mexicanos en gobiernos panistas y el priista de Peña Nieto, pagara una indemnización como si la muerte de su esposo hubiera sido un accidente de trabajo, cuando todos los datos indicaban que fue un suicidio, lamentable, pero ninguna empresa de seguros ha pagado indemnizaciones cuando el fallecido decide quitarse la vida por sí mismo.
Como una forma de politizar el suceso alrededor de una indemnización fraudulenta, hay versiones de que la politóloga Casar está siendo promovida para que sea la oradora oficial y única en la marcha opositora del 19 de mayo. Las marchas anteriores de la ola rosa tuvieron motivaciones muy similares a la del caso Casar: la defensa ciudadana de la Suprema Corte de Justicia, la inmovilidad del INE de Lorenzo
Córdova Vianello y la lucha por la democracia, pero con el cuidado de no cruzarla con la candidatura de Xóchitl Gálvez Ruiz como abanderada de la propuesta electoral presidencial del PRI, del PAN y del PRD y la derecha empresarial y eclesiástica.
La candidatura de Gálvez Ruiz tendrá una prueba de fuego el domingo 19: un mitin que fusionará a Xóchitl, el PRIANREDE, la derecha electoral de Córdova Vianello, la derecha jurídica de la Suprema Corte, la Coparmex como sindicato político conservador, los grupos empresariales que están financiando la campaña opositora, la iglesia conservadora y los medios de comunicación antilopezobradoristas.
El mitin del mediodía del domingo 19 tendrá una réplica a las ocho de la noche con el tercer debate presidencial en el que se ha anunciado que la candidata opositora Gálvez Ruiz echará todo su resto para confrontar con violencia política a la candidata oficial Claudia Sheinbaum
Pardo, aunque con los indicios de los dos debates anteriores que no movieron las tendencias de votos porque las cifras sólo están reflejando la distribución del poder político mexicano en función del control de 25 gubernaturas por parte de Morena y la mayoría absoluta en las dos cámaras.
Al interior de esta coalición conservadora todavía no se decide si se convierte en bandera electoral a la politóloga panista y foxista Casar y su problema personal –no político ni institucional– de manipular documentos oficiales para defraudar a Pemex.
El cierre anticipado de la campaña opositora el 19 de mayo, quince días antes de las elecciones del 2 de junio, le dejará a la candidata oficial todavía dos semanas de campaña.
Política para dummies: la política no sabe de ética, sino de disputa por el poder.