Estados Unidos vive una crisis aérea sin precedentes.
El cierre prolongado del gobierno federal estadounidense ha desatado un caos en los principales aeropuertos del país, con miles de vuelos cancelados y demoras que superan las tres horas en algunos destinos.
De acuerdo con la Administración Federal de Aviación (FAA), la falta de personal en las torres de control —debido a que miles de empleados federales llevan semanas sin recibir pago— obligó a reducir hasta en un 10 % el número de vuelos diarios en al menos 40 aeropuertos de alto tráfico, entre ellos Atlanta, Dallas-Fort Worth, Los Ángeles, Chicago, Miami y Nueva York.
La medida busca mantener la seguridad aérea ante la escasez de controladores y técnicos, pero ha provocado un efecto dominó que mantiene saturadas las terminales y ha afectado los planes de viaje de más de 250 mil pasajeros diarios.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, advirtió que, si el cierre del gobierno se prolonga, podría haber un “caos masivo” en el espacio aéreo estadounidense.
“Estamos haciendo todo lo posible para mantener la seguridad, pero sin personal suficiente, el sistema no puede operar a su máxima capacidad”, señaló la FAA en un comunicado.
En aeropuertos como Newark Liberty (Nueva Jersey) y Los Ángeles (LAX), las pantallas muestran decenas de cancelaciones, mientras las aerolíneas reacomodan pasajeros y ofrecen reembolsos.
Las filas para atención al cliente superan las dos horas y se reportan momentos de tensión entre usuarios molestos por la falta de información.
El impacto llega justo a unas semanas de la temporada alta de Acción de Gracias, cuando millones de personas viajan por todo el país. Las aerolíneas ya preparan planes de contingencia ante la posibilidad de que el conflicto político en Washington se extienda.
Por ahora, las autoridades recomiendan a los viajeros verificar el estado de sus vuelos antes de salir al aeropuerto, llegar con mayor anticipación y considerar opciones alternas de transporte o conexiones.

























