Toluca, Estado de México.– En el marco de la celebración de la Fiesta de la Sagrada Familia, el presbítero y doctor Daniel Valdez García dirigió un mensaje a la comunidad en el que subrayó la importancia de la familia como el primer espacio de cuidado, protección y formación humana, y advirtió sobre los riesgos sociales que surgen cuando este núcleo se debilita.

En su reflexión, el sacerdote destacó que la familia no debe entenderse únicamente como un espacio físico, sino como un hogar, es decir, un entorno donde las personas pueden vivir sin miedo, ser reconocidas y saberse valiosas. Señaló que es en la familia donde se aprenden valores fundamentales como la confianza, el respeto, el diálogo, la responsabilidad y la capacidad de pedir perdón.

Valdez García advirtió que cuando la familia se fractura —por causas como la violencia, el abandono, las adicciones, el egoísmo o la indiferencia— se genera un impacto profundo en la vida de las personas y, por consecuencia, en la sociedad. “Todo ser humano sin familia o sin un hogar que lo acoja queda en una situación de vulnerabilidad extrema”, afirmó, al señalar que la soledad no solo provoca tristeza, sino que expone a riesgos como la violencia, la explotación y la exclusión.

El mensaje también abordó el debate público en torno a las decisiones legislativas y sociales, particularmente en el Estado de México, donde recientemente se aprobó la despenalización del aborto hasta la semana doce. Sin confrontar directamente, el sacerdote llamó a reflexionar sobre la jerarquía de valores que se construye desde las políticas públicas y enfatizó que una sociedad se mide por la manera en que protege a los más vulnerables, especialmente a quienes no pueden defenderse por sí mismos.

En este contexto, subrayó que la defensa de la vida humana no debe verse como una postura ideológica, sino como un principio ético básico para evitar una cultura que normalice el descarte de los más débiles. Alertó que justificar la eliminación del vulnerable puede abrir la puerta a nuevas formas de exclusión social.

Finalmente, el presbítero hizo un llamado a la acción concreta desde los hogares y las comunidades, promoviendo el diálogo, el respeto, la búsqueda de ayuda oportuna y la creación de redes de apoyo para mujeres embarazadas en situación de dificultad, niñas, niños, jóvenes, personas adultas mayores y familias en crisis.

“El cambio comienza en casa”, concluyó, al invitar a revisar prioridades, fortalecer los vínculos familiares y reafirmar que la vida humana vale, la familia importa y los más pequeños deben ser los más protegidos.