Por Carlos Ramírez

Antes que otra cosa pase y como el que pega primero pega dos veces, el aniquilado PRD de los Chuchos dio ya su primer paso estratégico: Agustín Acosta Naranjo, líder del autodenominado Frente Cívico que motorizó a la llamada marea rosa en las últimas marchas de articulación con el PRIANREDE y que era también representante del PRD ante el INE, ha comenzado a moverse para convertir a la sociedad clasemediera en el Partido Marea Rosa.

La intención del grupo de los Chuchos, Acosta y otros perredistas que aparecieron con vestimenta de sociedad civil en la pasada campaña es la de convertir a la marea rosa en un partido de la derecha liberal y jalar a muchos de los desencantados panistas, de acuerdo con adelantos de la Agencia Proceso.

De manera inexplicable, la demagogia política de Acosta llegó a convencer a figuras sociales que emergieron en el debate político reciente: Lorenzo Córdova Vianello, José Woldenberg, José Ramón Cossío Díaz y otras de la sociedad civil no partidista que fueron colocadas al frente de las marchas rosas, pero teniendo detrás a las masas de priistas marginados, de panistas desencantados, a perredistas impresentables y sobre todo a la clase media que vio en Xóchitl Gálvez Ruiz a una figura de la nueva derecha mexicana conservadora, con algo de preocupación social y cobijada bajo un discurso demagógico de democracia.

Lo que no se ha analizado hasta ahora es el hecho de que nunca hubo una articulación orgánica entre la clase media no partidista y sí militante que salió a las calles a mostrar su preocupación por el populismo –para decirlo en pocas palabras– de Morena con los partidos de la coalición, pero a la hora de votar, en lo que Soledad Loaeza llamó “la soledad de la mampara”, no convirtió su enojo y preocupación en voto por una candidata opositora que representaba lo peor de la burocracia del PRI, del PAN y del PRD. La falta de votos a favor de la oposición puede cuantificar el fracaso del bloque derechista que manipuló a Xóchitl: Claudio X. González, Guadalupe Acosta Naranjo, la Coparmex, el Episcopado mexicano ultraderechista y la comunidad de seguridad nacional de Estados Unidos.

Acosta Naranjo tuvo la falta de escrúpulo de encabezar al presuntamente ciudadano Frente Cívico Nacional como coalición no partidista de ciudadanos de clase media conservadora, al tiempo que en enero de este año era registrado como representante del PRD de los Chuchos Ortega y Zambrano ante el INE, en una actitud que engañó a los ciudadanos sobre la existencia de una sociedad civil sin subordinación a los intereses de partidos políticos minoritarios en ruina y en busca del 3% de votos para garantizar acceso al financiamiento público para sus actividades partidistas ineficientes.

El recuento de las votaciones del pasado 2 de junio todavía no ha desagregado la composición del voto opositor: cuál fue la cantidad de sufragios que aportó cada uno de los tres partidos promotores, sobre todo comparándolos con los votos de las elecciones de 2018 y 2024. Luego un primer acercamiento se puede concluir que la famosa y mediática marea rosa no suministró votos nuevos y dejó en una primera evaluación la impresión de que esa clase media sólo se visibilizó en las calles cuando antes nada más iba a las urnas.

Ahora se puede percibir el hecho de que la estrategia de Acosta Naranjo y su fracasado Frente Cívico Nacional nunca tuvo la intención de construir un espacio de participación ciudadana no partidista, sino que sólo hubo una manipulación de sentimientos y sensibilidades para sacar a la calle a protestar a una clase media en modo clásico del lumpenpequeñaburguesía, enfrentándola al lumpenproletariado de masas desclasadas o sin clases productivas del lopezobradorismo.

Los primeros movimientos de Acosta Naranjo, los Chuchos Ortega y Zambrano, el acomodaticio Belaunzarán y todos los experredistas buscan adelantarse al fracaso partidista del PRD con la intención de mezclar las cenizas del Sol Azteca en la simiente de un nuevo partido clasemediero, pero controlado por viejas figuras del perredismo aplastado, con la participación de la clase media no partidista de la marea rosa y sobre todo parapetados detrás de las figuras sociales que salieron a la plaza pública en la pasada campaña electoral para convocar el voto en contra del proyecto continuista de la 4T.

Por la presencia de sus promotores, el Partido de la Marea Rosa será una versión revolcada del PRD de los Chuchos.

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