Con creatividad, trabajo en equipo y visión de futuro, 22 estudiantes del Tecnológico de Estudios Superiores de Jocotitlán (TESJo) desarrollaron una motocicleta eléctrica que ya se encuentra en fase de comercialización, posicionando a esta institución como un referente nacional en innovación y transferencia tecnológica.

El proyecto, realizado en colaboración con la empresa IUSA y guiado por ocho docentes especialistas, forma parte de las estrategias impulsadas por la gobernadora Delfina Gómez Álvarez, a través de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTI), encabezada por Miguel Ángel Hernández Espejel, para fortalecer la formación técnica de los jóvenes mexiquenses.

Alejandro Benjamín Carmona Prantl, director general del TESJo, destacó que la motocicleta nació como un prototipo estudiantil hace dos años, y gracias al trabajo interdisciplinario de las y los alumnos, se logró convertir en un modelo funcional, ahora disponible en el mercado.

Entre las y los jóvenes participantes se encuentran Danna Paola Becerril Roque, responsable de la optimización estructural del chasis; Rubén Ángel González Huitrón, quien colaboró en la modelación 3D; y Marco David Serrano Sánchez, encargado del diseño del sistema de batería y cargador. Su labor fue acompañada por el profesor Luis Antonio Mier Quiroga, experto en robótica y automatización.

El TESJo cuenta actualmente con más de cinco mil estudiantes y 12 programas educativos acreditados, tres de ellos con certificación internacional. Además, su laboratorio de electromovilidad ha permitido el desarrollo de tecnología aplicable a la industria, consolidando a la institución como punta de lanza en educación tecnológica en el Estado de México.

Como parte de este impulso, también se llevó a cabo una reunión con 20 especialistas para definir el plan de estudios de la nueva carrera en Ingeniería en Electromovilidad, que se impartirá próximamente en instituciones de educación superior mexiquenses.

Este proyecto es muestra del talento, la capacidad y la visión de los jóvenes del Estado de México, y un claro ejemplo del impacto positivo que genera la colaboración entre la academia y la industria para construir un futuro más sostenible.