Ciudad de México, 24 de septiembre de 2025. — El caso de Paloma Nicole Arellano, la adolescente de 14 años que perdió la vida tras someterse a un procedimiento estético realizado presuntamente por su padrastro, ha conmocionado al país y encendido un debate urgente sobre la seguridad, la ética médica y la presión estética que enfrentan las niñas y adolescentes.
La Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva (AMCPER) anunció la suspensión provisional del médico involucrado, en lo que calificó como una medida estatutaria para no entorpecer las investigaciones. Sin embargo, expertos aclararon que esta sanción es más simbólica que efectiva, pues no revoca su cédula profesional ni impide que ejerza.
Una tragedia rodeada de engaños
De acuerdo con la denuncia del padre, Carlos Said Arellano, la madre de Paloma lo engañó asegurando que viajarían a la sierra de Durango por un contagio de COVID-19. Días después le avisaron que su hija estaba hospitalizada, pero nunca le informaron que había sido intervenida quirúrgicamente.
El 20 de septiembre, Paloma fue declarada con muerte cerebral. Durante el velorio, su padre descubrió signos de una cirugía estética —como un corpiño quirúrgico— y denunció el hecho ante la Fiscalía. El acta de defunción señaló como causa edema cerebral, encefalopatía hipóxica y bradicardia.
Clamor por justicia y reflexión social
El paradero de la madre y del padrastro sigue siendo desconocido, mientras la indignación social crece. Activistas y especialistas han alzado la voz contra los estándares de belleza que empujan incluso a menores a procedimientos invasivos.
“Nicole también murió porque la sociedad le enseñó que su cuerpo no era suficiente”, lamentó la activista Fernanda Flores.
Lo que sigue
Se esperan en los próximos días los resultados de la necropsia oficial, que podrían tardar hasta 20 días. El Comité de Ética de la AMCPER analizará si procede una sanción definitiva contra el cirujano. La Fiscalía de Durango investiga para deslindar responsabilidades penales.
La muerte de Paloma Nicole no solo expone un caso de presunta negligencia médica y abuso de confianza, sino que también abre un debate de fondo: ¿qué tan protegidos están los menores frente a decisiones adultas que ponen en riesgo su vida?