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Octavo artículo: ¿Desactivar las opciones inteligentes?

Por Daniel Valdez García

INTRODUCCION
 
La confidencialidad de datos, diálogos y actos que implican la vida de feligreses, paciente, clientes o procesos jurídicos siempre deben respetar la dignidad, integridad y calidad de vida de la persona.
 
Muchas personas preocupadas si están en riesgo los diálogos personales, pudiendo ser escuchadas por terceras personas por el uso de aplicaciones de las tecnologías llamadas “inteligentes”.

  1. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
     
    La Inteligencia Artificial (IA) es una tecnología disruptiva que ha generado preocupaciones sobre la privacidad. Existe inquietud respecto a que las aplicaciones inteligentes de nuestros dispositivos electrónicos puedan estar capturando conversaciones privadas. Sin embargo, no es cierto que nuestros teléfonos inteligentes, tabletas, laptops y CPU estén siempre escuchando nuestras conversaciones, la respuesta es NO.
     
    La “inteligencia artificial generativa”, como ChatGPT, se está utilizando en áreas como la terapia psicológica y la consulta médica, ofreciendo diagnósticos precisos, y contribuir al diagnóstico médico con mayor precisión que la observación del médico tratante. No obstante, aún no proporciona información de fuentes acreditadas. La IA puede analizar imágenes detalladamente y detectar sutilezas que podrían pasar desapercibidas para nosotros.
  1. INTELIGENCIA ARTIFICIAL, SIGILO SACRAMENTAL Y SECRETO PROFESIONAL
     
    Los sacerdotes deben mantener la confidencialidad del sacramento de la confesión, por ningún motivo pueden violar el sigilo sacramental o secreto de confesión, lo mismo aplica a la dirección espiritual y consejería personal[1].
     
    Los profesionales de la salud, psicólogos, abogados, ministerios públicos y jueces tienen la responsabilidad de proteger la confidencialidad de sus pacientes y clientes. Esto se refiere al secreto profesional y a la protección de la información de los pacientes y clientes. Está prohibido compartir diálogos o datos biométricos únicos, como el iris, la lengua, el aliento o las huellas digitales [2].
     
    Sacerdotes y profesionales deben asegurarse de que los asistentes virtuales (como Alexa o Google Assistant) no se activen accidentalmente durante sus conversaciones privadas; para ello, deben silenciar las funciones inteligentes de sus dispositivos electrónicos [3].

CONCLUSIÓN
 
Desactivar las funciones de IA en espacios que deseamos privados es ético y recomendado, no sólo por privacidad, sino para tranquilidad y concentración. También importante limitar los permisos al instalar aplicaciones, garantizando así nuestra seguridad y privacidad.
 
Sacerdotes y profesionales, debemos procurar un entorno libre de distracciones, manteniendo así la confidencialidad necesaria para el sigilo sacramental y el secreto profesional, además de evitar una falta imprudencial en caso de activarse el tif de estas nuevas tecnologías.
 
 


Referencias
 
 
[1] Cfr. Can 1388; CONGREGACION PARA LA DOCTRINA DE LA FE (1988). “DECRETO”, Roma.

[2] Espinosa de los Reyes VM (1994). El secreto profesional. Medicina y Etica: 301-314;  American Psychological Association: “Principios éticos de los Psicólogos y Códigos de Conducta” (2003). Traducción al español de Juan Jorge Fariña y Gabriela Z. Salomone; Sánchez-Stewart, Nielson (2008). La profesión de abogado. Deontología, valores y colegios de abogados, Madrid, Difusión Jurídica y temas de actualidad, t. I, p 355.

[3] Floyd T. (20088). Dispositivos Electrónicos, Pearson Educación;  Cfr. Hambley A (20062), Electrónica, Prentice Hall.

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